El martes 10 de diciembre fue mi último día de prácticas.
Al hacer una valoración de todo lo realizado me quedo con la sensación de que no ha habido tiempo suficiente. El planteamiento de dividir mi actividad entre docentes y aula de capacidades me ha permitido tener experiencias muy interesantes pero a la vez limitadas por la falta de tiempo.
Algunas de las cosas que se plantearon en los objetivos, no se han podido llevar a cabo. Lo más interesante con el aula de capacidades ha sido que las actividades han venido dadas por los alumnos, respetando enormemente su ritmo y su interés. Realmente se ha dado más valor al proceso que al resultado.
Con los docentes la labor ha sido muy interesante, para mí todo un reto, siempre respaldada por Teresa la orientadora.
Así pués la intervención psicopedagógica en mis prácticas se ha centrado por un lado en el asesoramiento para el aprendizaje cooperativo y por otro en el asesoramiento al profesorado para explicitar sus teorías sobre qué significa aprender y como se ha de enseñar para que los alumnos aprendan de manera significativa y estratégica.En este contexto de la formación, se determina el papel del asesor como asesor-formador, partiendo del enfoque constructivo que pretende generar la reflexión de las propias prácticas docentes.
La creatividad fue el tema subyacente a esta demanda de asesoramiento para el cambio de metodología del centro, a través de otra forma de llevar a cabo la tarea docente, para huir del anquilosamiento de métodos y buscar nuevas soluciones de forma creativa. Para ello se creyó necesario conocer hasta que punto los docentes estaban dispuestos a modificar su hacer y a desplegar sus potencialidades creativas.
Para que la creatividad aflore a veces es preciso crear un ambiente propicio, por lo que se priorizó el trabajo de las relaciones personales del equipo.
Por eso esta experiencia ha sentado las bases del futuro trabajo, y lo fundamental ha sido asegurar su continuidad en el centro.
Para mí esta experiencia ha sido muy motivadora, me permite creer en una figura del orientador más allá del papeleo burocrático, las pruebas estandarizadas y la tarea institucionalizada, una figura que puede ser motor de cambio en los centros escolares.
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